lunes, 30 de diciembre de 2013

Cierra Confitería - Mazapanes Casado, tras tres cuartos de siglo endulzando la vida a los toledanos

Reproduzco a continuación el artículo de Justo Monroy "Cierre a 74 años de historia" publicado originalmente en "La Tribuna".

Toledo termina el año perdiendo parte de su patrimonio inmaterial. La Confitería Casado cierra hoy definitivamente sus puertas y dice adiós a 74 años de historia que han transcurrido en paralelo con la del centro de la ciudad.


Casado ha sido un referente en la ciudad, en pleno Zocodover, por el que han pasado miles de turistas, famosos y muchos toledanos. Casado era marca de productos de calidad. Durante años, fue centro de reunión de las parejas que salían del cine. Hoy han podido con él la falta de ventas y la jubilación de Antonio Casado, que ha estado trabajando allí sesenta años.


Esta  historia comenzó nada menos que en los años veinte, cuando llegó a la ciudad el confitero maño Blas Casado, proveniente de Alhama de Aragón. Lo hizo para trabajar con su hermano Miguel, propietario del Café Suizo. Después Blas se fue haciendo cargo de varios negocios y fue el encargado de la cafetería del Centro de Artistas Industriales, es decir, el Casino.



Fue en 1935 cuando el joven empresario fundó su primera repostería-cafetería en la plaza de Zocodover. El café bar Goya estuvo situado entre los actuales Santo Tomé y Ñaca-Ñaca y era la cervecería más moderna de Toledo. Fue durante un tiempo breve un centro de reunión de la sociedad toledana, donde se juntaba a jugar a las cartas y conversar. Allí fue donde comenzó la venta de mazapán y donde desde los Casado consideran que comenzó el negocio. Sin embargo, la mala suerte quiso que estallara la guerra y que este edificio quedara totalmente arrasado.


Declaración del estado de Guerra a las puertas del Café-Repostería Goya, el 21-07-1936 (Foto Rodríguez)

Comenzó en 1939 la reconstrucción de la ciudad y la reconstrucción del negocio familiar. Casado se estableció justo en frente, en uno de los pocos edificios que milagrosamente había quedado en pie en Zocodover. Comenzó de la nada con una repostería situada en la calle Barrio Rey, donde fabricaba mazapanes y unos distribuidores los llevaban a los bares, tiendas y casas. En 1944 Casado ya pudo ampliar el negocio y abrir su confitería en la cuesta de Carlos V y volver a vender directamente al público. Desde entonces, Casado comenzó a ser sinónimo en Toledo de un producto artesano y de calidad. Sus mazapanes y el turrón de avellana eran muy conocidos.


Los fundadores, Blas Casado y Sara Vicioso, en su nuevo local de la Cuesta del Alcázar, tras la Guerra Civil

Evolución. En el segundo piso del edificio nació el hijo, Antonio Casado, que hoy se jubila. Comenzó a trabajar en el negocio a los quince años, hace sesenta, y con el paso del tiempo fue quien se  hizo cargo del mismo.

A lo largo de los años, Casado ha evolucionado al mismo tiempo que la ciudad. En su día, en la parte alta del local, se instalaron unas mesas, en las que las parejas se podían tomar unos pasteles y un málaga a la salida del cine. Todavía se pasan por el local algunas de estas personas y recuerdan aquello con Antonio. Con el boom del turismo, en los años sesenta, Casado amplió el negocio y se dedicó a la artesanía. Los tiempos le permitieron vender damasquinados de calidad, porcelana fina o cristalería de bohemia, productos que ya apenas se ven en los escaparates toledanos. Evolucionó también la faceta repostera, y Casado comenzó sobre todo a vender productos gourmet, siempre de la tierra y de calidad, pero sin olvidar nunca el mazapán.



 

Durante todas estas décadas, han sido muchos los futbolistas o artistas, como José Bódalo, que han pasado por Casado. En los últimos tiempos, se ha podido ver en la tienda a David Hasselhoff, Chabeli Iglesias, Tito Valverde,  Paz Padilla, José Mota, o Christina Rosenvinge. Antonio Casado todavía recuerda el día en el que ya se habían ido las dependientes y a última hora entró un cliente. Salió a saludarlo y se encontró con José Bono, que entonces era presidente regional, que con su hija pequeña en brazos, había ido a buscar unas chucherías. Entonces no sabía si cobrarle o no, Pero a la postre decidió no cogerle el dinero, pero sí pedir al Presidente una firma en el libro de personas ilustres, con una amable dedicatoria.

Hoy Antonio Casado se jubila después de casi sesenta años de trabajo y sintiéndolo en el alma, "porque es parte de mi vida y de la vida de mi mujer", Casado echa el cierre definitivamente. No es buen momento para una tienda y apenas se vende. La esperanza de la familia es que, con el paso del tiempo, todo se recupere, y algún día alguno de los hijos pueda retomar la tradición.

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