martes, 8 de septiembre de 2015

Contra la politización de la fiesta de Guadalupe

En tal día como hoy, 8 de Septiembre, las iglesias Católica, Ortodoxa y Anglicana festejan la Natividad de Nuestra Señora, a partir de una antigua tradición -aunque sin fundamento histórico- que se remonta al S. VI en las iglesias orientales. Es fiesta en numerosos lugares, aunque bajo distintos nombres: La Virgen de Covadonga en Asturias, la de la Peña de Francia, en Ciudad Rodrigo, la de la Vega en Salamanca, la del Pino en Canarias, la de la Victoria en Málaga, la de Nuria en Urgel, la de Soterraña en Segovia, y bajo otras denominaciones en tantos otros santuarios marianos. 


Natividad de Ntra. Sra., por Juan de Borgoña (Sala Capitular de la Catedral de Toledo)

En las Diócesis que más o menos se corresponden con el territorio de Castilla-La Mancha tampoco hay unanimidad: En Guadalajara es la Virgen de la Antigua. En Recas (Toledo) es la Virgen de la Oliva, en Orgaz (Toledo), la del Socorro. En Albacete, la Virgen de los Llanos. En Puertollano (Ciudad Real), la Virgen de Gracia. En Los Navalucillos (Toledo), la Virgen de las Saleras... En muchos sitios se indica que también es la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura desde 1907 y Reina de las Españas desde 1928, aunque en realidad la fiesta de la guadalupana es dos días antes, el seis de Septiembre, según indica el Calendario Litúrgico vigente, según estableció el Papa San Pío X en 1908. Lo que se celebra el ocho es el Día de Extremadura, la fiesta civil de la comunidad autónoma, instituida en 1985.

 
 Virgen de Guadalupe (talla románica original, y vestida con manto, corona, y cetro)

Sí, he citado la Virgen de Guadalupe como una más de las fiestas marianas de las diócesis de Castilla-La Mancha porque el santuario de Guadalupe es uno de los territorios que están adscritos, desde siempre, a la Provincia Eclesiástica de Toledo. Esto hace que, desde hace pocos años, se haya constituido un movimiento "extremadurista", protagonizado por una asociación con sede en Cáceres, GuadalupEX, que año tras año reivindica la "devolución" de Guadalupe a Extremadura, y de los demás pueblos extremeños del arzobispado de Toledo y que además hace algunos años consiguió que el Parlamento regional de Extremadura aprobase una declaración institucional pidiendo que pasase a la provincia eclesiástica de Extremadura. En realidad jamás Guadalupe perteneció nunca a ninguna diócesis extremeña, y además, cuando la Santa Sede aprobó la declaración del patronazgo y la recuperación -tras la desamortización- del Real Monasterio de Guadalupe, (que se entregó a los franciscanos), se pactó y firmó expresamente la continuidad de su pertenencia a la archidiócesis toledana. Por otro lado cuando se habla de adscribirla a la diócesis de Extremadura se cae en otro error, porque no existe. Lo que existe son la Archidiócesis de Mérida-Badajoz (creada en 1994 para recuperar el antiguo arzobispado de Emérita Augusta, que existió hasta el S. IX, y segregando de Sevilla el obispado de Badajoz) y sus diócesis sufragáneas de Coria-Cáceres y de Plasencia, que hasta entonces eran sufragáneas de Toledo.

Hay que empezar aclarando que una cosa son los límites políticos de las provincias y comunidades autónomas y otra muy distinta la geografía eclesiástica, que se organiza a su modo desde mucho antes que se inventase el actual mapa provincial español (que es de 1833). La Iglesia Católica se organiza en provincias eclesiásticas, las cuales se subdividen en diócesis, que no tienen por qué coincidir con el territorio de una provincia civil y tampoco tienen por qué tener su sede en la capital provincial civil (de hecho casi una treintena de obispados españoles no tienen su sede en capitales provinciales). Cada Provincia Eclesiástica tiene en su capital (o metrópoli) un Arzobispo Metropolitano, que rige directamente el territorio de su archidiócesis. Además de la archidiócesis, en cada provincia eclesiástica hay varias diócesis que de ella dependen, y que se llaman sufragáneas, cada una con su respectivo obispo. En España hay catorce provincias eclesiásticas (frente a diecinueve comunidades autónomas civiles), y de ellas, sólo cinco no comprenden el territorio de varias comunidades autónomas. Un ejemplo de provincia eclesiástica "multiregional" puede ser la Provincia Eclesiástica de Pamplona, con tres diócesis sufragáneas, los obispados de La Calzada y Calahorra (La Rioja), Jaca (Huesca, Aragón) y San Sebastián (Guipúzcoa, País Vasco). O la Provincia Eclesiástica de Valencia, que se extiende a dos comunidades autónomas, con un arzobispado (el de Valencia) y cinco obispados sufragáneos: los de Orihuela (Alicante) y Segorbe (Castellón), pero también los tres obispados de las Islas Baleares: Ibiza, Mallorca y Menorca. La provincia eclesiástica de Tarragona es el no va más, porque tiene varios obispados sufragáneos: Gerona, Lérida, Solsona (Lérida), Tortosa (Tarragona), Vich (Barcelona) y Urgel (Lérida), pero el último de ellos tiene territorios hasta en otro país, porque de él depende, además, todo el Principado de Andorra. De hecho, uno de los dos copríncipes es el obispo de Urgel, que además de pastor de almas es el co-Jefe de Estado de los andorranos. Y así con casi todas: Otro ejemplo es Oviedo, de la que son sufragáneas las diócesis castellanoleonesas de León y Astorga, así como la cántabra de Santander. O la archidiócesis de Burgos, de la que son sufragáneas las diócesis de Bilbao y Vitoria, además de otras dos diócesis castellanas (Osma y Palencia). Y muchos más ejemplos.


Mapa eclesiástico de España

En el caso de la Provincia Eclesiástica de Toledo, sede del Arzobispo Primado de las Españas, a lo largo de los últimos siglos ha visto reducirse mucho su territorio, ya que antaño dependieron de ella diócesis como Córdoba, Baeza, Jaén, Madrid-Alcalá y hasta el Oranesado (provincia de Orán, actual Argelia). También dependían de ella  las diócesis extremeñas de Coria, Cáceres y Plasencia, hasta 1994 en que se creó la nueva provincia de Mérida-Badajoz, En la actualidad, y  tras la última remodelación, la Provincia Eclesiástica de Toledo está formada por su propia archidiócesis y por cuatro diócesis sufragáneas: Sigüenza (Guadalajara), Albacete, Ciudad Real y Cuenca. No obstante, a la archidiócesis de Toledo siguen perteneciendo, por razones de historia y tradición, además de por proximidad, las parroquias de los siguientes municipios: Alía (Cáceres) y sus pedanías La Calera, Pantano de Cíjara y Puerto del Rey, Baterno (Badajoz), Bohonal de Ibor (Cáceres), Capilla (Badajoz), Carrascalejo (Cáceres), Casas de D. Pedro (Badajoz), Castañar de Ibor (Cáceres),  Castilblanco (Badajoz), Fuenlabrada de los Montes (Badajoz), Garbayuela (Badajoz), Garlitos (Badajoz), Garvín (Cáceres), Guadalupe (Cáceres), Helechosa de los Montes (Badajoz) y su pedanía Bohonal de los Montes, Herrera del Duque (Badajoz) y su pedanía Pedroche, Navalvillar de Ibor (Cáceres), Peñalsordo (Badajoz), Peraleda de San Román (Cáceres), Puebla de Alcocer (Badajoz), Risco (Badajoz), Siruela (Badajoz), Talarrubias (Badajoz), Tamurejo (Badajoz), Valdecaballeros (Badajoz), Valdelacasa de Tajo (Cáceres), Villar del Pedroso (Cáceres) y su pedanía Navatrasierra, Villarta de los Montes (Badajoz), y Zarza Capilla (Badajoz).

Por su parte, los defensores de la "devolución" de Guadalupe (entrecomillo porque no se puede pedir la devolución de lo que nunca se ha tenido) ignoran o se callan interesadamente que las diócesis extremeñas también poseen territorios fuera de su ámbito civil. Podemos citar la diócesis de Plasencia (Cáceres) a la cual pertenecen no sólo catorce pueblos de Badajoz, (que siguiendo la teoría de la coincidencia con las provincias civiles tendrían que ser de Mérida-Badajoz), sino también otros veintitrés municipios de la comunidad autónoma de Castilla y León, concretamente de la provincia de Salamanca. ¿Los van a "devolver" también a Castilla y León? ¿Van a unificar en una sola las diócesis de Plasencia y Coria para que se ajuste a los límites de la provincia de Cáceres?

Estos "independentistas" arguyen que Guadalupe es un caso especial porque es la sede del santuario de la patrona de los extremeños, y que por dignidad debe depender de la provincia eclesiástica de Mérida. Pues tampoco es necesariamente un motivo. En idéntica situación se encuentra la Virgen de la Candelaria, patrona de las Islas Canarias, en su santuario de Candelaria, isla de Tenerife. Las dos diócesis Canarias son sufragáneas del Arzobispado de Sevilla, y no parece que les moleste u ofenda el hecho de pertenecer a la provincia eclesiástica Hispalense. Como tampoco parece molestarles a los fieles de la Virgen de la Arrixaca, patrona del antiguo Reino de Murcia, que su diócesis pertenezca a la provincia eclesiástica de Granada. O los de la Virgen de la Bien Aparecida, patrona de Cantabria, que pertenece a la provincia eclesiástica de Oviedo. Tampoco parece molestar a los fieles de la Virgen de Valvanera, patrona de La Rioja, su adscripción a la provincia eclesiástica de Pamplona. Ni tampoco se ofenden los fieles de la diócesis de Ciudad Rodrigo porque su patrona sea la Virgen de la Peña de Francia, cuyo santuario se ubica en El Cabaco, pueblo de la vecina diócesis de Salamanca. Y podría citar más ejemplos.

Salvo que la Santa Sede dictase que su organización territorial debe adaptarse sin excepciones a la organización territorial civil de cada país, y en cuyo caso hubiera que hacer borrón y cuenta nueva y eliminar la más que centenaria distribución geográfica actual de las diócesis españolas, en caso contrario no está justificada la reivindicación del colectivo GuadalupEX. Y por supuesto, no debería tolerarse que se manipule una devoción religiosa en pro de un movimiento de signo político. La Virgen de Guadalupe puede ser perfectamente tan cacereña como toledana (como la de Montserrat puede ser a la vez catalana y española) sin que se le caigan los anillos a nadie.

Para saber más:
Provincias eclesiásticas de España
Las Diócesis de España
Historia de la Archidiócesis de Toledo
Guadalupe, en web del Arzobispado de Toledo
Apertura del VI Año Santo Guadalupense, por el Arzobispo de Toledo